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Artículo subido el 13/09/2022
Día Mundial de la Sepsis

«Cualquier infección tiene riesgo de convertirse en sepsis» Dr. JC Montalvá GdT Urgencias SEMERGEN

La sepsis es una respuesta del cuerpo ante las infecciones que causa fallos en órganos y llega a comprometer la vida en cuestión de unas pocas horas. Se trata de una de las patologías más letales que se pueden sufrir, con una tasa de mortalidad que, dependiendo de la gravedad, se sitúa entre el 30 % (en las sepsis ingresadas en las unidades de cuidados intensivos) y el 50 % (en los casos de shock séptico). En España fallecen cada año 17.000 personas a causa de la sepsis: más que las que mueren por cáncer de mama, colon o páncreas y 14 veces más muertes que las ocasionadas por accidentes de tráfico. En el Día Mundial de la Sepsis, te contamos cómo prevenir este cuadro que puede ser causado por cualquier tipo de infección.

Qué es una sepsis

«La sepsis es una infección que se complica y que produce fallo de órganos, y eso pone en riesgo la supervivencia del paciente. Es muy importante de cara al pronóstico la identificación lo antes posible del problema, puesto que cuándo empiece el tratamiento determinará el pronóstico del paciente. Cuanto antes se comienza el tratamiento, más probabilidades de éxito vamos a tener, y menos mortalidad», explica el doctor Juan González del Castillo, coordinador del Grupo de infecciones en urgencias de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (SEMES).

Hay que distinguir, dentro de las sepsis, distintos tipos de cuadros. «La sepsis como tal es una serie de fallos de los mecanismos de defensa del organismo ante una infección o una infección que se complica porque no tienes las defensas al 100 %. Dentro de eso, hay unos casos mucho más graves que ocurren cuando la sepsis llega a ser un shock séptico, y empieza a haber un fracaso en las funciones del organismo, también en órganos principales como el riñón o el corazón. A pesar de que le hayamos puesto antibiótico, el paciente no responde a ese tratamiento porque está perdiendo funcionalidad», señala el doctor Juan Carlos Montalvá, coordinador del grupo de trabajo de urgencias de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN).

Los síntomas principales de una sepsis tienen que ver con el corazón y el sistema respiratorio. «Una respiración y una frecuencia cardíaca un poco más rápida, dificultad para respirar, confusión, desorientación, dolor, flojera mayor de lo normal, fiebre, escalofríos, una distermia intensa con una piel sudorosa. Todo eso puede asociarse a una disminución de las defensas», indica Montalvá.

Procesos infecciosos que derivan en sepsis

Cualquiera de nosotros puede sufrir y, sin ningún lugar a dudas, ha sufrido, a lo largo de su vida, alguna infección. Pero, ¿cuándo estas infecciones se convierten en una sepsis? Según Montalvá, «cualquier infección puede convertirse en una sepsis. Pero hay diferencias entre una infección normal, como puede ser una amigdalitis o una faringitis, y estos síntomas que ya repercuten en el estado general del paciente».

 

«Vemos alrededor de un 12 % de infecciones en todas las atenciones urgentes que hacemos, y después, alrededor del 5 % son cuadros sépticos», observa González. «Desde el punto de vista del huésped, los que tienen el mayor riesgo son los pacientes inmunodeprimidos y también los pacientes ancianos, pacientes con comorbilidades. Pero, por supuesto, también depende del modelo de infección y el microorganismo involucrado. Hay modelos de infección donde es más frecuente el desarrollo de la sepsis: los problemas respiratorios, pero también la infección intraabdominal o la infección del sistema nervioso central son las que pueden evolucionar peor», apunta el especialista.

Signos clínicos de la sepsis

  • Hipotensión
  • Frecuencia respiratoria alta
  • Taquicardia
  • Respiración y frecuencia cardíaca rápida
  • Dificultad para respirar
  • Confusión o desorientación
  • Dolor o molestia extrema
  • Fiebre, escalofríos o sensación de mucho frío
  • Piel húmeda o sudorosa

Factores de riesgo

Según explica Montalvá, «las personas que tienen mayor riesgo son, evidentemente, adultos mayores de 65 años que llevan medicación o que tienen un síndrome metabólico o una disminución de defensas, pacientes oncológicos, personas con enfermedades crónicas como la diabetes o la EPOC, insuficiencias renales de antes, todo esto se puede agudizar más cuando hay una bacteria en el cuerpo».

 

Sin embargo, hay otros tipos de pacientes que están en un mayor riesgo frente a este problema. En este sentido, un caso importante a tener en cuenta es el de aquellas personas que han quedado con secuelas del covid-19. «Los pacientes que tienen covid persistente, que por culpa del virus se han quedado con las defensas disminuidas, van a ser más proclives a tener sepsis cuando se constipan, simplemente porque les han bajado las defensas habituales. Cualquier cosa les puede afectar más», advierte Montalvá.

También deben tener especial precaución las embarazadas y los bebés. «El embarazo sigue siendo un factor de riesgo para una sepsis. Tengamos en cuenta que en el primer y el segundo trimestre de embarazo, es más probable que se tengan más infecciones de orina de lo habitual. Esto puede predisponer a la persona a coger una sepsis. Los niños menores de un año cogen infecciones y como no se quejan y no hablan, cuando los llegamos a pillar, es mucho más grave de lo que parece», señala Montalvá.

 

Diagnóstico y tratamiento

La sepsis es una enfermedad tiempo sensible, lo cual quiere decir que el diagnóstico tiene que hacerse de forma rápida y oportuna para impedir que la infección vaya a más y el fallo orgánico sea mayor. Para facilitar ese diagnóstico temprano, existen protocolos en los servicios sanitarios de las distintas comunidades autónomas que se denominan Código sepsis.

Según explica el Sergas, este código se sustenta en un plan de atención a la sepsis que protocoliza la actuación clínica, ordena y normaliza los procesos, y en el que el tiempo marca de forma decisiva la actuación médica. Las características de la sepsis, con síntomas y signos menos específicos que otras patologías tiempo dependientes, y tratándose de síntomas que además suelen ser más dispersos en el tiempo, dificulta el diagnóstico temprano, donde el tratamiento es más eficaz y puede realmente salvar vidas. Por este motivo, disponer de un plan específico para su atención es importante para disminuir la mortalidad relacionada con esta enfermedad.

 

«Hay que iniciar el tratamiento lo antes posible. Para esto tenemos el código sepsis, de una manera similar a otros códigos que tenemos muy conocidos, como el código infarto o el código ictus. Es una manera estructurada de identificar a los pacientes de forma temprana y tratarlos. Con esto se consigue reducir la mortalidad de manera significativa», explica González.

A partir del diagnóstico, la acción más importante y eficaz es administrar antibióticos para frenar la infección. «Lo fundamental es iniciar lo antes posible un tratamiento antibiótico, si es posible en la primera hora o las primeras tres horas. Luego, hay un tratamiento de soporte hemodinámico para mejorar la perfusión (o irrigación) de los órganos, bien con drogas, o con sueroterapia. Además, hay que extraer los cultivos lo antes posible y controlar el foco infeccioso. Hay pacientes que requieren un drenaje del focos, si hay un absceso, por ejemplo, cuanto antes se drene, mejor. Y luego, específicamente, para el daño de órgano, hay otros tratamientos», detalla González.

 

En casos graves, es posible que algunos pacientes necesiten diálisis renal o un tubo de respiración. Algunas personas necesitan cirugía para eliminar el tejido dañado por la infección.

Prevención

Aquí, lo crucial es actuar rápidamente ante cualquier sospecha de infección, en particular, si hay fiebre. «Cualquier infección que se asocie a fiebre durante más de 24 horas tiene riesgo de convertirse en una sepsis. Por lo tanto, en cuanto una persona tiene un cuadro catarral, vírico, o una sensación de molestia urinaria o complicaciones, sudoración o febrícula, que no se espere a ver qué pasa. Vale la pena que en 24 o 48 horas visite a su médico de cabecera. Que se acerque al hospital y lo valoren es la mejor forma de prevenir la sepsis. Sobre todo, si ya tienes establecidos problemas renales o cardiovascular», indica Montalvá.

FUENTE: LA VOZ DE LA SALUD