Llevamos toda la vida escuchando a nuestras madres y abuelas que antes de darnos un baño en la piscina, la playa o río, es necesario guardar dos horas para evitar el tan temido corte de digestión. El doctor Ángel Jimeno Aranda, miembro del Grupo de Trabajo de Aparato Digestivo de SEMERGEN, nos cuenta que hay de cierto en esta creencia popular veraniega.
Pues tenemos que decir que es falso, una creencia popular que carece de validez científica. Desde el punto de vista médico, el mal llamado "corte de digestión" es una fábula, una invención provocada por la errónea asociación realizada por el saber popular entre sus causas y sus efectos. Lo que realmente ocurre es un cuadro de hidrocución, termino médico que describe una diferencia brusca de temperatura, un shock, que puede provocar un síncope por el contacto brusco de la piel y las vías respiratorias con el agua fría. En situaciones excepcionales o muy concretas sí que puede dar problemas, pudiendo causar la muerte, pero en líneas generales no.
Así lo explica el Dr. Ángel Jimeno Aranda, miembro del Grupo de Trabajo de Aparato Digestivo de SEMERGEN, que señala que el "corte de digestión" es el término popular, "pero no tiene realmente nada que ver con la digestión aunque sí que es verdad que cuando uno se encuentra tan mal después de haber entrado de golpe en el agua fría, empieza a tener dolor de cabeza, visión borrosa, fatiga, náuseas, vómitos o dolor abdominal. Los síntomas han provocado esta creencia popular de que el problema tenga origen digestivo, pero no tiene que ver con la digestión. Es más un proceso vascular", aclara el doctor Jimeno.
El cuadro de hidrocución, como se ha mencionado anteriormente, consiste en el contraste importante de temperatura de nuestro cuerpo con el agua. Ocurre cuando nos bañamos y la temperatura del agua es inferior a 18 ºC y el cuerpo se encuentra a alta temperatura, ya sea por haber estado expuesto mucho tiempo al sol o haber realizado ejercicio físico intenso, con gran sudoración. Además, se acentúa si hay ingesta de psicofármacos o de alcohol y sí también hay una ingesta copiosa de comida.
"La recomendación es evitar los factores de riesgo extremo y, sobre todo, no entrar de golpe al agua. A pesar del calor, es mejor estar un tiempo a la sombra para que la temperatura del cuerpo baje por si sola y, de esta manera, evitar el cambio brusco de temperatura", señala el doctor Jimeno.
Como consejo, para asemejar la temperatura corporal a la del agua, lo mejor es introducir poco a poco los pies y tobillos e ir refrescando partes del cuerpo como los brazos, la nuca o la barriga. "Con esa entrada progresiva en el agua, no vamos a tener ningún problema y no vamos a tener que cumplir con la recomendación estricta de nuestras abuelas de las dos horas sin poder bañarnos después de comer", concluye el doctor Ángel Jimeno Aranda.