Cuándo consultar con el médico
Seguro que conoce a alguien que en la últimas semanas ha pasado por una gastroenteritis. Una enfermedad de corta duración (dos o tres días), que suele resolverse sin necesidad de medicación ni complicaciones, pero especialmente desagradable para quien la sufre. No es extraño en esta época del año. «La gastroenteritis vírica suele tener el pico de mayor incidencia en otoño, por lo que es fácil que durante los meses de octubre y/o noviembre sea un motivo muy frecuente de consulta en Atención Primaria», la doctora Mercedes Ricote Belinchón del Grupo de Trabajo de Digestivo de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen).
La gastroenteritis puede tener su origen en una intoxicación alimentaria, en algún tóxico o por medicamentos, pero las causas más frecuentes son las infecciones, ya sean producidas por virus, más típicas en otoño e invierno; o bacterias, más comunes en verano.
Es muy contagiosa, por eso no es raro que aparezcan varios casos en una misma familia o lugar de trabajo. «Se trasmite directamente de persona a persona o de forma indirecta a través de objetos contaminados», advierte la doctora Ricote. El lavado de manos frecuente con agua y jabón durante al menos 20 segundos es fundamental para evitar su contagio, especialmente antes y después de las comidas. También hay que evitar compartir utensilios personales (cucharas, toallas…) con la persona afectada.
Respecto al tratamiento, no hay que recurrir a la automedicación. En las gastroenteritis víricas el tratamiento es dietético. «Beber abundantes líquidos, en pequeñas cantidades, de manera continua, pero sin forzar. En caso de vómitos, tenemos que esperar 1 hora antes de tomar nada y empezar con pequeños sorbos cada 10 minutos», recomienda la experta. Hay que evitar las bebidas frías, refrescos, agua con gas y café. En su lugar, es recomendable optar por agua o suero oral. Se puede adquirir ya preparado o hacerlo en casa con un litro de agua, el zumo de 2-3 limones, 4 cucharadas de azúcar, media cucharita de sal y media de bicarbonato.
Se deben ir introduciendo los alimentos poco a poco y optar por comidas fáciles de digerir, como «el arroz hervido, la crema de arroz o el arroz con agua de zanahoria. Se puede añadir también pollo o carne de ave a la plancha (sin piel), jamón york y pescado blanco cocido o a la plancha», señala la especialista. De fruta, se puede optar por la manzana asada, membrillo, plátano maduro. Hay que evitar las frutas y verduras crudas durante una semana y los dulces. Respecto a los lácteos, mejor evitar la leche y optar por el yogur.
En el caso de los niños muy pequeños que son amamantados, la Asociación Española de Pediatría (Aeped) recomienda continuar con el pecho, y los que tomen biberón pueden seguir usando su fórmula habitual, ofreciendo entre las tomas suero de rehidratación.
¿Cómo diferenciamos si estamos ante una intoxicación alimentaria o una gastroenteritis de origen vírico? En el caso de la primera, se produce de forma inmediata a la ingestión y solo en las personas que tomaron el alimento en mal estado. En el segundo caso, «la afectación es más individual. Posteriormente y por contagio directo, se van afectando los demás convivientes de la familia o de su entorno cercano», explica la doctora Ricote.
La gastroenteritis vírica se complica en pocas ocasiones. Pero si el paciente presenta los siguientes síntomas, debería consultar con su médico:
-Dolor agudo intenso en la tripa o en el ano.
-Fiebre alta (mayor de 38.5 ºC) mantenida.
-Sangre y moco en las heces.
-Si no mejoran los vómitos a pesar del tratamiento dietético.
-Si tiene boca seca y/o piel pálida.
-Si la diarrea no mejora después de 3 días con una dieta e hidratación correctas.
Entrevista vía ABC